El viejo se está arropando. El olor de su vieja manta refuerza su visión de Brunettino correteando en el patio tras las gallinas o los gatos, mientras su propio rostro recibe la tibieza del sol filtrado por la parra. Ante ese horizonte, tan luminoso como la montaña misma, en vano la Rusca -adormecida, además, por el mbiscu- se remueve cambiando de postura en las viejas entrañas. ¿Qué importa la bicha? Nada, tras esta noche con un Renato
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RECIBIRI - Tomar o acoger [aquello que se da o que se entrega]