en el tronco del sacrificio.) LEONIDAS.- (A todos.) A ver, los que no tengan carteras que alcen la pata. (Sólo la alzan El Lobo y La Zorra. Esta, dando un paso, aclara:) ZORRA.- Yo, unos zapatos, señor. LEONIDAS.- ¿Nadie más? ¡La piel es legítima! (Al ver que nadie más se atreve a «alzar la pata», ordena al verdugo.)