MARI ANGELES.- ¡Si yo no digo que no tenga razón! ¡Lo que no sé es por qué se imagina ella que es tan fácil acostarse con unos y con otros! (Miguel vuelve a reír, y Mari Angeles recoge cualquier objeto arrojadizo y le ataca, furibunda, y algo pasa entre los dos que él la atrapa de un brazo, al vuelo, y tras mirarse unos segundos, como sorprendidos, se besan. Es el momento en