tropas, pero los Médicis ni saben ni sospechan. Agradecen la visita de Su Eminencia; la ven como una mano que les tiende Sixto IV. El propio pueblo de Florencia no sabe que dentro de poco se lanzará a la calle gritando: «¡Libertad!». Pero permitidme que os comunique las conclusiones a que ha llegado el Cardenal. JACOBO.- Las aguardo impaciente. MAFFEI.- La indisposición de Julián de Médicis impide que hoy se haga nada.