un cambio que ninguen podía soñar". La puntilla de la oposición, que tuvo en Pilar García Negro una representante incisiva y en Miguel Barros un portavoz perfeccionista, la puso Santos Oujo, al solicitar que el conselleiro y los rectores aclarasen las "opinións contrapuestas" en el asunto de la financiación. Los votos "populares" de rechazo a las enmiendas cerraron también el debate educativo.