pasábamos en el jardín de casa, entre los enormes macizos de hortensias blancas y moradas, tumbados sobre el descuidado césped, pero siempre verde y jugoso a la sombra de los dos grandes abetos. O si la noche llegaba nos sentábamos arriba, en la galería, con las ventanas abiertas, mudos, y veíamos brillar sobre los tejados, en la más alta de las agujas del Duomo, la estatua de oro de la Madonna. »Dejaste radicalmente de cantar. ¿Cómo
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SENTARI.1 - Colocar(se) apoyado en algún sitio descansando sobre las nalgas