selo como el viejo persiste, Brunettino empieza a gruñir y el abuelo se da por vencido, sofocando en el pecho una gimiente maldición. Anunziata abrocha el botón en el acto y el niño es instalado en su cuna. El viejo se sienta a sus pies y reanuda su canturreo, como medio siglo atrás junto a sus corderos. Tonada melancólica, porque le sigue pesando su fracaso ante el botoncito. «De modo que si estuviéramos los dos solos», cavila,
SON:080.14
SENTARI.1 - Colocar(se) apoyado en algún sitio descansando sobre las nalgas