alacenas, escaños. Sobre los muebles reposaban cobres resplandecientes y viejas fotografías enmarcadas. El niño quiso que oyera su música. Un coro de voces solemnes ocupó el aire perfumado con el olor campestre que emanaba de las cosas. La abuela sonreía. El abuelo inclinaba la cabeza sobre el fuego encendido. Las llamas se reflejaban en la madera encerada, y era el mismo reflejo de la lumbre en el suelo del hogar lejano... Al despedirme, me ha hecho daño el agur
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SONREÍR.1 - Reír suavemente, con el gesto pero sin emitir sonidos