frente a Ricaldoni, porque me dije: «Dos veces, no», y paré el coche. --¿Voy bien para Buenos Aires? --pregunté. --Va bien para el Open Door. El hombre se asomó, sonrió y me miró con ojos que no parpadeaban. Era bajo, fornido, de pelo revuelto y barba crecida, de tez blanca, aunque todo él parecía oscuro y rojizo, con algo de carbón incandescente. Pensé: «Parece escapado del
HIS:104.20
SONREÍR.1 - Reír suavemente, con el gesto pero sin emitir sonidos