Texto contextualizado: |
Emprendimos el viaje por corredores larguísimos recubiertos de espejos que los duplicaban, triplicaban, quintuplicaban hasta que empecé a flotar; los espejos se reflejaban los unos a los otros, se tallaban esmerilándose, arista contra arista; sólo un joyero hubiera tolerado estos fulgores entrecruzados e inclementes y desapacibles. Busqué los ventanales y a través de ellos no pude ver más que la noche. Tuve que volver a los espejos. Siempre hay un espejo en el fondo del pasillo donde caminan los hombres |
DIE:154.02 |