--Ya han de haber cerrado, concluye el Gringo. --Pues vámonos con Martita. Martita es bien jaladora, cuando los ferrocarrileros andan por allí girando en esa cachondez especial de la parranda y ya todos en la piquera les ordenan: "¡Ya locotes, larguense, esto ya se acabó, larguense a dormir!" y no hay ni dónde echarse un buen café, una polla, o de perdida la del estribo, ella tiene siempre abierta