¿Qué hora es? --Las dos y cuarto --dijo la Emilia--. ¿Por qué lo preguntas? --Porque a las dos en punto empezaba la retransmisión del partido de fútbol vía satélite. O sea que, si las cosas funcionan como me imagino, a estas horas un satélite artificial ha de estar sobrevolando nuestro suelo. Consciente de que la ocasión lo merecía, preterí respetos humanos y levantandome para mayor holgura el faldón de la gabardina me rasqué con vesania