no haber empezado a pintar más joven y ahora que ha pasado el tiempo, cómo añoro aquellos años de Universidad en San Petersburgo cuando opté por el dibujo. Al principio, mi padre iba por mí, todavía recuerdo cómo nuestros pasos resonaban en las calles vacías y regresábamos platicando (por las calles) y me preguntaba por mis progresos, si no me intimidaba el hecho de que hubiera hombres en el curso nocturno de pintura. Después al ver mi seguridad, la gentileza de