una taza de té helado. Me volveré a duchar. Me tumbaré en la cama bajo el ventilador. Y esperaré el invierno. Esperaré la nieve tras los cristales del domingo. Me levanto muy tarde los domingos de invierno. Me preparo un desayuno especial. Regreso a la cama y leo el gigantesco New York Times. La nieve cae en la calle vacía porque los ateridos neoyorkinos están en sus refugios. Quiero creer que todos duermen en guaridas protegidas del frío y que sueñan