. Al viejo no le gusta, pero desiste de subir a pie, al saber que son ocho pisos: « ¡ Buena se pondría la Rusca!» Llegados arriba el hijo abre despacio la puerta y enciende una suave luz, recomendando silencio al viejo porque el niño estará dormido. Aparece una silueta en el pasillo: