le domingo por la tarde puso en práctica su plan. Por eso tuvo que esperar en la cama, y no en el sillón, a que los abuelos se hubieran ido. Entonces Carmina entró a hacerle compañía y preguntó si le apetecía jugar a algo. No, no le apetecía, tenía mucho sueño y se iba a dormir, prefería que apagara la luz. Ella dijo que la apagaría en cuanto se durmiera y Miguel cerró los ojos y empezó a fingir.