patética historia de su vida escrita en yeso y un modesto bote de latón para el óbolo de las almas caritativas. Rostros absortos, implacables, ciegos, de la masa de peatones que viene en sentido inverso, como si fuera a ajustar las cuentas con la que, igualmente feroz, avanza contigo por el subterráneo embaldosado, con muchachas-champú-naturalproteínico, hostelería tunecino-balear, aperitivos, espaguetis, quesos, productos congelados. Temor a tropezar, caer, ser inmediatamente pisoteado por la multitud indiferente,