Todo está dicho.» Además, la pasividad del otro bando ante su desafío le dio derecho a subir digna y lentamente a su coche, cuya arrancada despidió una nube de polvo hacia los Cantanotte. -Bien hecho, Renato -felicitó el viejo, satisfecho--. Y me gusta que te apearas por si acaso, pero yo me bastaba frente a esa mala raza.