selas multinacional que de un plumazo decide el traslado de sus empresas y fábricas a un país rico en materias primas, de mano de obra sumisa y rendimiento máximo, dejando en la calle a docenas de miles de viejos y fieles empleados sin inquietarse un instante de su destino, así nuestro hombre. Cansado del ritornelo -la lima rozaba ya las yemas de sus dedos-, había concluido por incorporarse, ponerse el sombrero y el impermeable, garabatear unas líneas