¡BORDEL DE MERDE! ¿Por qué los seres humanos no hablan entre sí? ¿Por qué rehúsan su anhelo íntimo de comunicación? ¿Por qué se encastillan obstinadamente en sí mismos? ¿Por qué se evitan en la escalera, en el ascensor, en la calle? ¿Por qué aprietan los labios y los cierran como valvas? Nuestro héroe acecha las pisadas del corredor, audibles por el crujido del parqué y se precipita a espiar por la mirilla con la esperanza