muy pesado, cada vez más, y le doblega aunque se apoya en un recio cayado..., no, en el brazo de una mujer, ¿la peinadora, la otra si era otra?, no lo sabe, se inquieta... Afortunadamente, a pesar del sedante el viejo despierta a tiempo de volver a su cuarto antes de que se levante el matrimonio. Duerme luego hasta ya muy entrado el primer día del nuevo año. Andrea, sin clase por las vacaciones