, como adormecida. La madre escondía la cabeza entre las manos, y David, supo, reconoció, aceptó, que el amigo le había dicho la verdad. CAPITULO CUARTO I Nueva York, abril 1959 Querido David: Mi inglés mejora por momentos. Ya sueño en inglés. Hasta hace poco soñaba en español y casi siempre con Ibiza. No puedo hundir la isla ni el verano ni a ti. Afloras en mi sueño y en mil momentos de mi vigilia. Ahora