aceptando la tregua y la implícita disculpa, añadió--: Yo sigo como siempre: copas, trasnoche, copas..., un desastre. Genoveva se sentó con su vaso en la mano. Hizo sonar los hielos y el whisky se movió entre ellos, un agitado mar de minúsculas olas. Bebió un trago largo y lento. Julián no la miraba. «Toca fondo --pensó--; de un modo u otro acaba de entender que se ha cerrado el ciclo y los