. La madre colaboró conmigo en lo que pudo: me contó muchas cosas, fue sincera y confiada, y antes de despedirnos me dijo: «Si quisiera venir por casa... Hablaríamos de Francia y del exilio que los abuelos padecieron allí. Si no le importa, la invitaré a comer un día.» Hoy ha sido ese día, y aún me siento cautiva de las horas que he vivido con ellos. Cuando entré en el salón me quedé maravillada: era