y de sabiduría, el regreso a la no lucha, no participación, no acción, la extrahistoria, la contemplación de la historia. Todo sucede fuera y lejos de esa isla. Pero tú eres activo y, sin embargo, noto en tu última carta un matiz de renuncia. Al principio todo eran impaciencias y gestiones, no hablabas de otra cosa. «Tengo que ir --decías--. Tengo que ir aunque no consiga la beca, aunque me enrole de marinero