no tantos --les contestaba David. Eran simpáticos los primos, aunque lejanos y mayores. Le llamó la atención que el padre les tratara como adultos, hasta al pequeño, que era de su misma edad pero parecía más alto y opinaba de las cosas con la seguridad de sus hermanos. --¿Qué tal los primos? --le había preguntado la madre a su regreso. --Van al Liceo Francés --había contestado él, y su respuesta le pareció un intento de