Todos somos iguales. Cuenteme cómo fueron esas entrevistas. --El Buey, que es un hombre obstinado, mantuvo su resentimiento. Las entrevistas fueron penosas para ambos. Sin llegar a suprimirlas del todo, las espacié. Entonces noté en mí una reacción poco atractiva. --¿Qué notó? --Cuando estaba con él me sentía compungido, casi avergonzado de haber provocado su desgracia. Pero bastaba que no lo viera durante dos o tres días para olvidar culpa y dolor