Se lo había recomendado a sí mismo miles de veces: «Nunca cambies de bebida cuando esperas beber mucho.» Pues bien, había cometido el error de cambiar. El coñac no era su bebida. ¿Cómo pudo aceptarlo? Fue después del café cuando se lo ofreció Genoveva. Detalle de no bebedora. Porque una bebedora sabe que, no importa la hora del día o de la noche, cada uno tiene su bebida propia, su propio veneno cuidadosamente seleccionado a