Loca conmigo, dejando a todos por mí, y me metió en la cama de la Rosa para hacerme heredero del zío Martino... » El niño rebulle y el viejo se alarma, deslizandose sobre la moqueta para acercar el oído a la puerta cerrada. «Creí que habías sentido algo. Tienes tanto oído como yo, pero no viene nadie por esa senda, la única para el enemigo. Esta posición es buena y aún podríamos mejorarla. David tendía a