mele en otras tantas duchas frías, a todas luces accionadas por la presencia del humo, ni se hubieran puesto a desparramar agua en todas direcciones. Le largué un puñetazo al que me acogotaba. Como tenía éste las dos manos dedicadas a estrangularme y, para colmo, el capirote remojado le obstruía la visión, no pudo defenderse. El otro se abalanzó sobre nosotros, bien que hecho un cuatro y sin dar muestras de excesivo entusiasmo. Le di con el
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ESTRANGULAR - Ahogar generalmente oprimiendo el cuello a alguien