de su hijo cuando éste todavía no había desayunado. Había ocurrido lo que le había comentado: le acababan de encargar aquel reportaje y tenía que salir de inmediato para América. --¿América? --preguntó Miguel, confuso. Ella esquivó su mirada para decirle que no debía preocuparse por nada, volvería tan pronto como le fuera posible. Además había contratado a una enfermera muy amable y a un profesor para él, un joven simpatiquísimo, se iban a hacer buenos