sindicato, tu subsidio... DIONISIO.- Ya ves de qué me valen. NÉSTOR.- ¡Sin ellos, todo sería peor aún! DIONISIO.- Sí, pero con ellos... resulta que no es mejor. ] (Apura su vaso y se levanta.) Mañana te traigo el relojito, Rosa. Verás lo que vale un relojero cincuentón sin trabajo. (Ríe.) Y es que, para ser buen relojero, hay que tener sentido del ritmo.