le miraba a los ojos francamente emocionada. Pero de nuevo el ánimo de Jano se sintió sobresaltado por otra de las bruscas reacciones de la muchacha. Ésta tomó de pronto el bolso y se levantó al tiempo que decía: -Debo apresurarme. Falta muy poco para las ocho y van a cerrar la Biblioteca. Tengo que devolver unos libros. Y, como sucediera en la plaza, Betina tiró de nuevo con su mano de la mano y del cuerpo de Jano,