selas de un amor impetuoso o repentino. El «desarreglo» los podía propiciar. La prenda clave, por afectar a la zona más sagrada e inquietante del cuerpo femenino, era la faja. Ninguna chica decente de los años cuarenta pudo librarse de aquella sujeción ni de sus molestas transpiraciones. Algunas se atrevían a suprimirla en verano, época particularmente temida por los predicadores y moralistas. El verano, propiciador por excelencia del «desgobierno», autorizaba a ciertas libertades
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LIBRARI - Deshacerse alguien de algo negativo o perjudicial