que hoy en día es empleada. En los años cuarenta significaba iniciar un asedio, a veces descrito en términos de estrategia militar, para convencer a la elegida del interés especial que despertaba su persona. Siempre deben ser ellos los que inician el cerco -dice un texto-, los que sostienen el sitio y los que se deciden a avanzar en regla hasta el absoluto sometimiento de la posición deseada. Con estas consignas de ataque podían sentirse a sus anchas los muchachos agresivos