las mostraremos a la propia luna, tú y yo. Y nos fundiremos en el éxtasis y no seremos ya seres individuales, jubilosos y a salvo del necio lenguaje humano, tú y yo. Todos los pájaros de brillante pluma se morderán de envidia el corazón, en el lugar donde reiremos tú y yo. Esta es la maravilla mayor: que sentados acá, en el mismo escondrijo, vivamos simultáneamente en el Irak y en Jorastán, tú y yo. ¡Desgraciadamente