las clases que Karl me ayudó a conseguir. De las clases y de las aulas de aquel edificio en el que se ensamblaban saber y arte. Las clases que no tenían otro interés y fin para mí que el de cooperar a olvidarte. »Llegaba de madrugada a las aulas. Venía cansado, con la cabeza abrumada por las excesivas lecturas o por el alcohol consumido en exceso la noche anterior. Entraba en el aula empujando con desgana la pesada puerta de nogal o