Durante los dos primeros cursos siempre tenía la misma, en todo momento y asignatura, siempre diez. Mamá consideraba que eso era simplemente lo correcto y que cualquier otro número en mis calificaciones sería defectuoso. Y aquella norma, que parecía existir sólo para mí, venía a aumentar aún más mis penosas diferencias con el resto de la clase. Envidiaba a mis compañeras por saberlas libres de semejante carga. A veces deseé escapar muy lejos de vosotros. Ensoñaba diferentes estilos de fugas