la orates. El término «complejos» se aplicaba también a algunas películas de argumento inquietante que empezaron a llegar por entonces a nuestras pantallas y que solían ser desaconsejadas como gravemente peligrosas. En las películas «de complejos» los protagonistas se comportaban de un modo raro, sufrían oscuros e inconfesados tormentos y, de rechazo, hacían sufrir a los demás mediante sutiles coacciones psicológicas. La más famosa fue Luz de gas, interpretada por Ingrid Bergman y Charles Boyer. Se caracterizaban aquellas