lo echas todo. ELENA.- En el barco de vuelta, mareada y con eso dentro, me muero. CHUSA.- Qué aprensiva eres. Las bolitas son molestas al principio, pero luego se suben para arriba y no notas nada. ELENA.- Tú me tienes que ayudar, porque si no, no sé. CHUSA.- A ver si te voy a tener que meter yo las bolas. Te las metes tú como buenamente puedas, con vaselina.