EDUARDO.- Sé que podría haber sido más cordial, más comprensivo... Que a veces os he exigido demasiado... que quizá he llegado a ser injusto... Sobre todo contigo, Adi... Ahora me doy cuenta. ADELA.- No, papá. EDUARDO.- Pero ahí estáis. Cuatro hijos excepcionales... Soy yo quien os da las gracias. Gracias por haber hecho que mi vida no sea inútil. Gracias por ser como sois... (Su voz suena ahogada por