EDUARDO.- ¿Te refieres con las mujeres? ADELA.- ¡Por supuesto que sí! ERNESTO.- No concretamente. Pero sí, también con ellas. No noto la diferencia. EDUARDO.- Tú quizá no, pero ellas sí, hijo mío, ellas lo notan todo. Cuando una jovencita ponga los ojos en blanco y te diga: «¡Ay!... Ha sido mejor que con cualquier joven...» (Ha empleado un tono premeditadamente extasiado y