en el Parador. EDUARDO.- ¡No quiero saber nada! ¡Vive a tu manera, pero no me cuentes nada! ADELA.- ¿Por qué no? Apruebas las conquistas de Erni, cuantas más mejor, te divierten, le haces preguntas de hombre a hombre. Cuando a los dieciocho años dejó embarazada a una chica, gritaste, te enfureciste, pero en el fondo te sentías orgulloso. Era de tu estirpe, raza de conquistadores... (De