lose. No hay nadie éticamente más abyecto que el que induce su propia bondad o la de sus acciones de la maldad de sus víctimas o enemigos, ni nadie más bellaco que el que declara malo a aquel de cuyo daño necesita o desea desentenderse. (Nadie piense que todo esto signifique la más mínima renuncia a opinar incluso lo peor de la institución policiaca como tal invención o excrecencia de las sociedades modernas.) Otra forma de la misma, interesada, vileza es