JAVIER.- Claro que no. Otro privilegio de nuestra clase es la capacidad que poseemos para lavar nuestros trapos sucios sin humillación. Por eso somos superiores, porque consideramos nuestras debilidades como una concesión y aceptamos nuestras culpas con dignidad. MATILDE.- (A Ernesto.) Temo que vamos a entrar en temas estrictamente confidenciales. Me encantaría quedarme, pero Gabriela merece que sus padres discutan este asunto en privado. GABRIELA.- No hay nada que discutir. MATILDE.