dinero, y le enternece que lo gaste con su hijo. También ha averiguado dónde pasa el tiempo, pues desde luego no era en el Club de la Tercera Edad, como ella había esperado... Pero aún no se explica dónde come algunos días. Quizás en tabernuchos donde le darán esas porquerías que le gustan y le hacen daño... Aunque, ¡ quién sabe!, a lo mejor come con el arzobispo... Del abuelo, luego de saberle en la Universidad,