Lo sabemos. Y os admiramos y envidiamos. Pero los tiempos obligan. A lo que iba: Cassola, bien; pero Jacobo... ¡Por Dios! Cualquiera puede llamarse Jacobo. (Entra el Criado con unas viandas que deposita sobre la mesa.) PADRE.- El nombre es sólo la fachada, es para los demás. A uno lo que le importa es el interior de la casa. Dije que os prepararan algo, vendréis desfallecidos por el viaje.