lolomese, en el imperial desfile de un destino universal, o sea en la fatídica maldición que entrañan ese tiempo, ese devenir y ese destino. No sé quién fue el que dijo: "Mientras no cambien los dioses, nada habrá cambiado", y hoy el dios imperante sigue siendo, a la postre, el de Moisés, el siempre cruento señor de los ejércitos, rejuvenecido, recrudecido, reensoberbecido en el Yahvé Sabahoz hegeliano, que no es sino
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CAMBIARI.1 - Mudar, alterar, poner(se) de manera distinta a como estaba