me que lo hemos encontrado en los servicios, indispuesto. --¿Indispuesto? --dije yo. --Todo despatarrado por tierra --aclaró el chino--. Si tendrían la bondad de venir. Yo, es que no quiero líos. Corrimos en pos del chino y llegamos ante una puerta que decía: CABALLEROS. El chino entró y le seguimos. En el suelo estaba tendido el productor. Me abalancé sobre él y comprobé que respiraba normalmente. --Sólo está sin sentido