Sin embargo, cuando había entrado una hora antes con el cuadro debajo del brazo y le había dicho: «Lo siento, Genoveva; no pude venir a la boda... Aquí traigo un regalo para María...», ella había sonreído y parecía contenta de verlo. Eso fue la primera impresión, porque en seguida Julián comprendió que era tan sólo la complacencia profesional con que los príncipes reciben los homenajes de sus sometidos. Luego había mirado el cuadro, buscando la firma
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SONREÍR.1 - Reír suavemente, con el gesto pero sin emitir sonidos